EL PRÍNCIPE GRIS O LO QUE DEJA LA TRILOGÍA "50 SOMBRAS"
Desde muy niñas, a las mujeres se les inculca (al menos en occidente), su condición de "princesas" que al crecer conocerán al hombre perfecto salido de un cuento de hadas: su "príncipe azul" (con el que siguen soñando incluso de adultas). O al menos era así hasta hace muy poco.
En 2011, la británica E. L. James, irrumpe con su trilogía "50 Sombras", novela romántica en clave erótica devenida en best-seller mundial. La novela narra en primera persona la relación de contrastes entre Anastasia Steele, una virgen de 22 años que recién se gradúa en Letras, y Christian Grey, un atormentado multimillonario con tendencias "BDSM" (Bondage o Atamiento/Disciplina, Dominación/Sumisión, Sadismo/Masoquismo).
La usual indiferencia femenina hacia la literatura con contenido de sexo explícito, mayormente de consumo masculino, es envuelta en un empaque romántico al mejor estilo de Corin Tellado o Danielle Steel (un guiño que encontramos en el apellido de la protagonista), que engancha hoja tras hoja a las lectoras (es).
La usual indiferencia femenina hacia la literatura con contenido de sexo explícito, mayormente de consumo masculino, es envuelta en un empaque romántico al mejor estilo de Corin Tellado o Danielle Steel (un guiño que encontramos en el apellido de la protagonista), que engancha hoja tras hoja a las lectoras (es).
Más allá de las consideraciones técnicas de la obra, entre ellas el incluir dos capítulos innecesarios en tercera persona al final del segundo libro e inicio del tercero, se hace muy interesante, por decir lo menos, retomar la senda dejada por el "príncipe azul".
No deja de impresionar la cantidad de mujeres, muchas de ellas muy jóvenes (otras no tanto), que ven encarnado a su ideal masculino en el personaje de Christian Grey. "Yo quiero mi Christian" se lee a diario en las redes sociales. Y es ahí donde se caen cientos de teorías "Cosmopolitan" sobre el imaginario femenino. Si bien el personaje central de las novelas conserva empalagosos clichés de cuentos de hada tales como su contradictoria fidelidad a toda prueba, a pesar de su adicción al sexo y un físico que la escritora describe como de galán admirado por todas; su condición de multimillonario dueño de un imperio, en este caso empresarial, y un romanticismo exacerbado que raya en lo cursi; lo que realmente sorprende es que las mujeres sucumban ante Grey, ignorando sus demás "particularidades", siendo también un obseso del control, un sadomasoquista, machista, edípico, arrogante, prepotente, con serios problemas de autoestima, paranoico de la seguridad en extremo (sin ser caraqueño), celópata, temperamental ¿multipolar?, hiperposesivo, poco comunicativo e inestable emocionalmente.
Pues bien, esos últimos detalles, al parecer, pueden pasarse por alto porque las mujeres ya no esperan al perfecto e insípido príncipe azul, sino a uno con matices, no totalmente oscuro pero sí gris.
No deja de impresionar la cantidad de mujeres, muchas de ellas muy jóvenes (otras no tanto), que ven encarnado a su ideal masculino en el personaje de Christian Grey. "Yo quiero mi Christian" se lee a diario en las redes sociales. Y es ahí donde se caen cientos de teorías "Cosmopolitan" sobre el imaginario femenino. Si bien el personaje central de las novelas conserva empalagosos clichés de cuentos de hada tales como su contradictoria fidelidad a toda prueba, a pesar de su adicción al sexo y un físico que la escritora describe como de galán admirado por todas; su condición de multimillonario dueño de un imperio, en este caso empresarial, y un romanticismo exacerbado que raya en lo cursi; lo que realmente sorprende es que las mujeres sucumban ante Grey, ignorando sus demás "particularidades", siendo también un obseso del control, un sadomasoquista, machista, edípico, arrogante, prepotente, con serios problemas de autoestima, paranoico de la seguridad en extremo (sin ser caraqueño), celópata, temperamental ¿multipolar?, hiperposesivo, poco comunicativo e inestable emocionalmente.
Pues bien, esos últimos detalles, al parecer, pueden pasarse por alto porque las mujeres ya no esperan al perfecto e insípido príncipe azul, sino a uno con matices, no totalmente oscuro pero sí gris.
Por otro lado, hay quién pudiera pensar que el rollo es más sencillo, que si un tipo es apuesto y multimillonario, las mujeres le perdonarían (y soportarían) todo lo demás.
Sin embargo, hay un punto que quizás sea el que inclina la balanza hacia Mr. Grey, y es el del orgasmo garantizado bajo diversos estímulos. Estudios revelan que 25% de las mujeres sufre de anorgasmia, un trastorno causado más por razones emocionales que biológicas. Adiós a la frigidez y al sexo de una vez por semana. El hombre ideal te "folla" varias veces al día, logrando un orgasmo cada vez mas intenso. Parece que el sexo no sólo vende, sino que cura (y justifica) todo. Sin contar que las fantasias de Cincuenta Sombras reafirman que la mujer de hoy requiere experimentar el sexo más allá del tradicional "misionero" o del mojigato "polvo vainilla". El placer no es ortodoxo.
Sin embargo, hay un punto que quizás sea el que inclina la balanza hacia Mr. Grey, y es el del orgasmo garantizado bajo diversos estímulos. Estudios revelan que 25% de las mujeres sufre de anorgasmia, un trastorno causado más por razones emocionales que biológicas. Adiós a la frigidez y al sexo de una vez por semana. El hombre ideal te "folla" varias veces al día, logrando un orgasmo cada vez mas intenso. Parece que el sexo no sólo vende, sino que cura (y justifica) todo. Sin contar que las fantasias de Cincuenta Sombras reafirman que la mujer de hoy requiere experimentar el sexo más allá del tradicional "misionero" o del mojigato "polvo vainilla". El placer no es ortodoxo.
Aunque pensándolo bien, tal vez sólo sea que, finalmente, las mujeres han comprendido que los hombres, todos los hombres, somos imperfectos.
En mi opinión sencillamente la gente habla sin pensar. Lo más probable es que la mayoría de las mujeres que dicen querer un Christian, si lo conocieran en la realidad ni siquiera les caería bien.
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