VIRAJE EN LA CAMPAÑA ELECTORAL: RIESGOS Y ACIERTOS

"La democracia tiene que afrontar amenazas, y algunas de ellas son mutables. Cambian de rostro y de ropaje." Sergio Ramírez, escritor y político nicaraguense.
 
Tras 15 años de vivir en un país en permanente campaña electoral (que persiste aún cuando no hay elecciones), los venezolanos somos un poquito expertos en la materia. Marchas, actos, discursos, propaganda, ataques, encuestas, triunfalismo, rumores, burlas,  angustias, etc.; forman parte de nuestro acontecer nacional como un largo carnaval que se reedita periódicamente. Venezuela es un Déjà Vu plebiscitario.
 
Quienes afirman que somos el país más democrático del mundo, enarbolan la cantidad de elecciones realizadas en estos tres lustros, una por año en promedio. Otros sostienen que precisamente estos eventos son utilizados para legitimar una "autocracia electoral"; es decir, un gobierno autoritario que se barniza con elecciones ventajistas.

Lo que en definitiva es cierto, es lo difícil que resulta ganar una elección cuando uno de los contendores está en el poder, en vista de las evidentes ventajas que ello ofrece (presencia mediática, obras de último minuto, aprobación de medidas populistas, y dependiendo de la ética del personaje, utilización del aparato y recursos del Estado en provecho propio); aunque no imposible.
 
Horas antes de unas elecciones presidenciales que se celebran 6 meses después de la anterior, aproveché de ver 2 películas basadas en hechos reales que reflejan con acertadamente los intríngulis de las campañas electorales, el riesgo que representa un cambio en la estrategia y sus resultados.
 
 La primera es la película chilena "NO", dirigida por Pablo Larraín. Corre el año de 1988 en el Chile de Augusto Pinochet y el gobierno decide realizar un imperdible Referendúm que legitime la dictadura ante la comunidad internacional. Para ello, programan un proceso electoral a su medida: Sólo 28 días de campaña donde únicamente se permitirán 15 minutos de propaganda electoral, en horario que nadie ve, de las opciones del "SÍ" (continuismo) y el "NO" (promovido por la izquierda opositora). Además, el canal del Estado, "TV Chile", se encuentra al total servicio del régimen con programación favorable al gobierno y sin espacios para la disidencia. Ante tal ventajismo y el poco tiempo, la izquierda decide asesorarse con el publicista René Saavedra (interpretado por el mexicano Gael García Bernal, actor que nunca defrauda) en el diseño de la campaña. La oposición, considerándose perdida de antemano y con un pueblo desmotivado, decide participar con la ilusión de aprovechar un breve espacio de denuncia que concientice a la gente de las violaciones del régimen a los Derechos Humanos. Pero Saavedra, incluso con la desaprobación de quienes lo contratan,  rompe el paradigma convencido de que se puede ganar y desarrolla una campaña donde aplica los principios de la publicidad y que no se enfoca en destacar las cosas malas, la represión, los desaparecidos; sino en la esperanza de un futuro mejor, en la unión representada en el arcoiris, en el humor y el optimismo que encerró, no en un eslogan, sino en un pegajoso jingle: "Chile, la Alegría Ya Viene".


El régimen de Pinochet, a pesar de toda la maquinaria del Estado, el constante resaltar de los logros económicos, además del chantaje y la intimidación, fue sorpresivamente derrotado tras 15 años en el poder. En un principio el régimen se negó a reconocer el resultado anunciando cifras falsas, pero los propios Generales de las Fuerzas Armadas de Chile obligaron al dictador a reconocer la victoria del "NO". El impensable fin de la era Pinochet se decidió en una guerra de marketing político.
 
La segunda película, que narra también una apuesta arriesgada en la estrategia pero con un final diferente, se trata de "Game Change", película para la televisión original del canal HBO, dirigida por Jay Roach, y basada en el libro homónimo escrito por los periodistas Mark Halperin y Dale Doney (el cual tuve la oportunidad de leer) y que cuenta con las magistrales actuaciones de Julianne Moore, Woody Harrelson y Ed Harris. La traducción sería algo así como "Juego de Cambio" o "Cambio en la Jugada", expresión que hace referencia al viraje o golpe sorpresa que da un candidato para escalar en las encuestas.
  
En "Game Change" (la película, pues el libro parte desde las primarias demócratas), se condensa la estrategia del candidato republicano a las Presidenciales de E.E.U.U. del año 2008, Jhon McCain, para remontar la cuesta y alcanzar al candidato-celebridad del partido demócrata: Barack Obama.
 
A pocos meses de las elecciones presidenciales y ante el despegue de la popularidad del candidato demócrata, el equipo de asesores de McCain lo convence de cambiar de estrategia con una apuesta que volteé el juego a su favor: la nominación de la casi desconocida Sarah Palin, Gobernadora de Alaska, como llave a la Vicepresidencia. Palin, quien salta a la palestra con un discurso emocional e impactante ante la Convención Republicana (GOP), dispara la candidatura de McCain y lo empareja con Obama en las encuestas. Pero sólo sería una ilusión fugaz. La errática e inestable Palin fue abrumada por la presión y la fama, su desconocimiento de los temas políticos y económicos la hicieron blanco de críticas exacerbadas, y terminó hundiendo el barco que recién había reflotado.

De antología es la respuesta sobre geografía y política exterior que Palin le da a Katie Kouric en una entrevista televisada: "Puedo ver Rusia desde mi casa". A partir de allí fue blanco de bromas que mermaron su credibilidad, destacando la famosa parodia que de ella hiciera Tina Fey en Saturday Night Live. "¿Dios mío, que hemos hecho?" diría finalmente el jefe de campaña de McCain.
 
En lo personal he competido en varias elecciones que van desde "delegado de curso" en la universidad, pasando por la "Junta de Condominio" del edificio, "Delegado de Trabajadores"; hasta la más reciente en marzo de 2012 como  Presidente reelecto del Sindicato "SINTRAINCES", proceso avalado por el Consejo Nacional Electoral (CNE) y el Ministerio del Trabajo. Busquen un cargo Ad-Honorem y posiblemente ahí estaré (a veces hasta en contra de mi voluntad).
 
Volviendo a las presidenciales venezolanas, a veces los cálculos políticos y estadísticos son sobrepasados por la realidad del momento; del día y hora exacta de la totalización de votos. Por eso la estrategia de los contendores se afinca en los indecisos y abstencionistas, quienes en un momento dado pueden inclinar la balanza de un lado u otro. Cada voto cuenta y el futuro está a la vuelta de la esquina. Maduro ha buscado capitalizar la conexión emocional y el enorme caudal político del recién fallecido Presidente Chávez; mientras que Capriles, con un discurso mucho más frontal que en ocasiones anteriores, se afianza en la base de casi 7 millones de votantes que lo respaldaron el pasado 07 de Octubre de 2012.

 "Alea Iacta Est", dicen que dijo Julio César antes de rebelarse contra el Senado Romano. "La suerte está echada".



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