LEER EN VOZ ALTA
Caracas es una ciudad hostil. Una zona de tolerancia para el crimen. T erritorio liberado para el desmadre, el caos y la ley del más fuerte. No importa si viajas en metro, carro particular o autobús; siempre te aguardará el colapso. Un lugar donde paranoia es sinónimo de sentido común . Se vive un toque de queda no declarado. Salir de noche no solo implica arriesgar los diezmados ingresos sino la vida misma. Mientras el deterioro nos carcome, la carga emocional te apuñala los nervios. La capital ahuyenta. Pero como todo yin tiene su yan , además de parques y montañas, en ella sobreviven lugares de encuentro, burbujas de catarsis. En el año 2010 tuve la oportunidad de leer mi cuento Cabilla en el Centro Cultural Chacao, en el marco de la V Semana de la Nueva Narrativa Urbana. Ese día conocería a 3 talentosos panas con quien afortunadamente he seguido tropezando en estas lides: Héctor Torres, Fedosy Santaella y John Manuel Silva. La gente se reunió durante una se