Linchamiento

                                         Artículo de Carlos Patiño para El Cambur
—Maestro, a esta mujer se le ha sorprendido en el acto mismo de adulterio. En la ley Moisés nos ordenó apedrear a tales mujeres. ¿Tú qué dices?
Jesús se incorporó y les dijo:
—Aquel de ustedes que esté libre de pecado, que tire la primera piedra.
Juan 8:1-7

Domingo 02 de agosto

Estoy sentado en el sillón junto a la ventana. Son las nueve y veinte de la mañana. Leo la prensa y dejo en cola Las lanzas coloradas de Uslar Pietri y el séptimo libro de la saga La torre oscura de Stephen King. Gritos en la calle me sacan de la ficción con una bofetada de realismo.
-¡Agárralo! ¡Agárralo!
Me asomo a la calle B, con la certeza de ver al ladrón que huye. Aparece corriendo rumbo a la avenida principal de Los Ruices. Un carajito que a lo sumo rondará los quince años blande un cuchillo de carnicero casi de las dimensiones de un machete. Los que intentan detenerlo son rozados sin piedad por el filo del arma. Un hombre frena su vehículo, abre la puerta y espera que pase. Lo empuja desde atrás y el ladronzuelo cae de bruces antes de llegar a la esquina. De la nada aparece un grupo de personas que lo inmovilizan, lo desnudan y le caen a coñazos por turnos, otras veces en cayapa. Todo sucede de prisa. Llega más gente, se llena la cuadra. De las ventanas se oyen coros anónimos:
-¡Mátalo!
Algunos intentan controlar la furia desatada; otros patean su cabeza como pelota de fútbol. Queda tendido. Parece muerto. A los 20 minutos llega la policía. Lo levantan. Sigue vivo pero con la cara destrozada como un tomate podrido. Se da un forcejeo con los funcionarios porque algunos jóvenes exaltados quieren seguir golpeándolo. Lo meten sin ropa en la patrulla. La sangre queda regada en el asfalto, la gente se dispersa y todo vuelve a la normalidad como si del final de una obra de teatro se tratase. Tuiteo y dejo un registro fugaz. Imposible seguir leyendo...[leer más]

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