El corazón de las tinieblas

Pudiera creerse que el semi inexplorado Congo africano albergó el corazón de las tinieblas, pero realmente la oscuridad yace al interior del ser humano; un demonio latente que aflora ante las circunstancias (de poder). Quien forzosamente transita una pesadilla fabricada por los hombres como lo es la absurda y despiadada revolución bolivariana, en tiempos donde se masacran, no aborígenes africanos sino indígenas pemones, no puede apartarse la comparación cuando del descenso a los infiernos se trata.

Ambas formas de locura anímica, la de Marlow/Kurtz y la del nosotros/ellos, se resume en las últimas palabras del solitario traficante de marfil transmutado en pequeño dios: "¡El horror! ¡El horror!". En Venezuela, las tinieblas han sido literalizadas con mega apagones de hasta 4 días continuos. Conrad alguna vez confesaría: "Antes del Congo, yo era sólo un animal". Yo confieso: Antes de la revolución, fui sólo una persona con una vida normal.

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