LA HISTORIA DE LISEY: Boo'ya Moon o el lago al que acudimos a beber con la copa de la imaginación
"Estoy loco. Sufro delirios y visiones. La única diferencia es que los escribo. Los escribo y la gente me paga por leerlos".
Esta obra puede que sea el retrato más íntimo de King, en clave de ficción, sobre el matrimonio y el oficio de escritor; la contracara de "Mientras escribo". Así como Pennywise se transforma en tu miedo más profundo, Boo'ya Moon te condena a mirar por la eternidad tu fantasía más feliz. Es el lugar imaginario de los niños, su cuarto secreto: El lago del lenguaje y los mitos, el cielo/infierno de los escritores y la alucinación de los dementes. El agua que te revitaliza o te ahoga.
La imaginación es el Paraíso habitado por un monstruo con el costado moteado, el chaval larguirucho de Lisey y Scott: el que una vez visto, te persigue hasta los límites de la cordura.
Escribir tiene más de mal rollo que de falsa placidez, es una lucha constante contra demonios internos y externos. Por eso a veces, es mejor esperar a que cambie el viento, "baby, babyluv". Dáliva, fin.
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