"Debemos recordar que una pistola es el símbolo freudiano del miembro central del padre" Decadente testamento del desquiciado y roto Humbert Humbert y su alucinante road trip norteamericano para encubrir su inmoral concubinato con Lolita, su "nínfula" hijastra. Una ingeniosa, y a ratos repulsiva, tragicomedia. O como sugiere Nabokov en su epílogo, la metáfora de sus aventuras amorosas de su idioma ruso natal con la novísima escritura en lengua inglesa. Lolita, cuyo nombre real es Dolores, representa, precisamente, dolor. Autodestrucción y patetismo. "Lo" es el demonio de su captor demonio. El absurdo "Nonsense" de la mente de un loco. La cabeza de H. H. es un sanatorio vomitado en un diario. Dostoyevski meets Bukowski. Ante la polémica de su obra, publicada a mediados del siglo XX, ha dicho el autor: "Lolita carece de pretensiones moralizantes. Para mí, una obra de ficción sólo existe en la medida en que me proporciona lo que llamaré, lisa y