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Mostrando entradas de agosto, 2020

Más Platón y menos Prozac

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  "La vida examinada es la única que merece ser vivida" (Sócrates). Para Lou Marinoff, hablar de filosofía práctica no es un oxímoron sino un modo de vida. El libro contiene interesantes reflexiones sobre la sabiduría universal y del como emplearla para la resolución de conflictos. Orientaciones para articular tu visión del mundo. En particular, me gustó su abordaje de la ética y el resumen de la historia de la filosofía y perfil de los filósofos. Sin embargo, el autor falla con el recurrente autobombo a su método. Termina siendo texto híbrido entre filosofía básica, manual de auto-ayuda y promoción de los servicios de consulta filosófica como alternativa al psicoanálisis.  Sí dejo en mis pendientes otro de sus libros, "El filósofo interior", en el cual Marinoff sostiene un diálogo con Daisaku Ikeda, filósofo y líder religioso de quien leí varios libros en mi época budista. 

Nocturama

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  "Estoy perdido, éste es mi oficio" Versión distópica del país sin próceres militares. Ciudad violenta, caótica; con un pasado inventado a retazos. Pueblo de falso héroe sin estatua, como un Roque Santeiro a la inversa que termina vampirizando, cual chupacabras, a sus conejos y habitantes. Nocturama narra los avatares de un Ulises sin destino: ¿Es Ulises Zero un invento de su narrador Aspern, o es el mismísimo Díaz-Grey conejillo de su propio experimento? ¿Es Ulises, Ulises? La identidad y la memoria son el Alfa y Omega de un personaje en carrera por arenas movedizas. "La vida es un complicado balance entre lo que somos para los demás y lo que somos para nosotros mismos" Novela urbana salpicada de humor negro y ráfagas de non-sense. Sátira ingeniosa sobre el desconcierto que nos legó el chavismo de los primeros años. Un "papelito envenenado" con escopolamina.  Lean a un crack. Lean a Ana Teresa Torres. 

Un mundo (in)feliz

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  Un nuevo y valiente mundo. Un mundo feliz, según Aldous Huxley. Junto a 1984 de Orwell y Fahrenheit 451 de Bradbury, la novela forma parte de la Santísima Trinidad de los clásicos distópicos sobre regímenes totalitarios. El individuo versus el cuerpo social. Del manejo de las emociones con las drogas de diseño (soma). De la ingeniería genética, la programación y la hipnopedia. Del ruido y el movimiento contra la introspección y la contemplación.  "No comprendo nada -dijo Lenina con decisión, determinada a conservar intacta su incomprensión-. Nada." Un mundo feliz es un mundo sin guerra, pobreza ni enfermedad. Y con mucho sexo. Pero también sin familia, sin cultura, ni ciencia fuera de los cánones. Sin razón. Una sociedad de castas y clasismo post-fordista. Ser feliz es ser esclavo. No en balde la sociedad empieza a ser cuestionada por la interacción de Bernard "Marx" y "Lenin-a" Crowne, quienes paradójicamente, terminan siendo erráticos también. "-L

El eco de Chernóbil

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"En un tiempo vivimos contentos. Durante las fiestas cantábamos y bailábamos. Y ahora esto parece una prisión" Un soldado regresa a casa luego de servir en Chernóbil. Bota su ropa a la basura menos la gorra, que se la regala a su hijo pequeño porque le insistía. Dos años después al niño le diagnostican un tumor en el cerebro. "Voces de Chernóbil" de Svetlana Alexievich, es un libro demoledor y tristísimo que le valió el Premio Nóbel a su autora.  "- No hay núcleo. Estalló. El núcleo estalló. - Está en shock, sáquenlo de aquí. - La tapa voló. Está en llamas, yo lo vi. - Estás confundido. Los núcleos de reactores RBMK no estallan. No te preocupes, hicimos todo bien." "Chernóbil", una miniserie de HBO de 5 capítulos, se consagró como una de las mejor valoradas de la historia.  "Voces", el libro y "Chernóbil", la miniserie: un díptico imprescindible en tiempos de pandemia. El virus, como la radiación, son enemigos invisibles, leta

La historia interminable es la historia sin fin

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"La pasión de Bastián Baltasar Bux eran los libros" VOLVER A LA INFANCIA. Mi opinión sobre La historia sin fin (o interminable), venía prejuiciada antes de iniciar la lectura. La película de Wolfgang Petersen marcó mi niñez. Tendría 7 u 8 años cuando visitaba a mis primas que tenían un Betamax. Dos de sus cintas de video, las vi decenas de veces: una era La Profecía (The Omen), pero ese es un cuento de terror y debe ser contado en otra ocasión. La otra, por supuesto, era La historia sin fin. Más aún, el nombre de mi hijo Sebastián se lo debe a Bastián, el niño lector salvador de Fantasía. Por lo que las 5 estrellas de Goodreads las tenía ganadas desde antes que el semáforo diera luz verde. Lo leí con el Synth Pop de Limahl en ritornelo, en mi cabeza (recomiendo el tributo en Stranger Things T3). A fin de cuentas, la lectura es una experiencia subjetiva.  Pero que nadie se engañe: La historia sin fin no es un libro sólo para niños. Hay mucha filosofía y simbolismo en el rec