Sostiene Pereira


"Señor Pereira, deje ya de frecuentar el pasado, frecuente el futuro"

Hay un empeño en desdeñar la novela corta cuando lo cierto es que a veces menos es más. Las 178 páginas de Sostiene Pereira dan fe de ello. Sin grandilocuencias ni florituras, Tabucchi nos lleva a ese punto de inflexión en el cual un hombre sencillo comprende que sus actos pueden marcar la diferencia.

En una dictadura, nadie puede ser neutral. Cualquiera, por más que lo intente, se verá arrastrado al bando de cómplices -por acción u omisión-, o a la resistencia. 

"Se preguntó: ¿En qué mundo vivo? Y se le ocurrió la extravagante idea de que él, quizá, no vivía, sino que era como si estuviese ya muerto."

Pereira, atrapado entre el pasado y su relación con la muerte, conocerá a los jóvenes revolucionarios Monteiro y Marta, ocasionándole una crisis personal que sacudirá su indiferencia y le dará el valor para hacer lo correcto, arriesgando su pellejo. 

"La filosofía parece ocuparse sólo de la verdad, pero quizá no diga más que fantasías, y la literatura parece ocuparse sólo de fantasías, pero quizá diga la verdad."

Sostiene Pereira que no tenemos sólo un alma, sino una confederación de almas que está dirigida por un yo hegemónico, y cada cierto tiempo ese yo hegemónico cambia, de manera que alcanzamos una norma, pero no es una norma estable, es una norma variable, sostiene. Y yo le creo, a Pereira.

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