Los detectives salvajes
"Hay momentos para recitar poesías y hay momentos para boxear"
Un amigo escritor, fanático de Bolaño, me dijo una vez que Los detectives salvajes era la nueva Cien años de soledad. Tal vez lo sea como hito, pero a mí me recuerda más a Conversación en La Catedral de Vargas Llosa, con giros borgianos como todo lo que rodea a la poeta Cesárea Tinajero y el alter ego Belano; flirteando a su vez con el género policial.
Los real visceralistas Ulises Lima y Arturo Belano, dobles de los infrarrealistas Mario Santiago y Roberto Bolaño; son creados o recreados desde la visión de otros, como espectros que flotan en la obra, que se materializan en los recuerdos de viejos amores y poetas.
Si a la evolución del deporte rey se le denominó "fútbol total", los Detectives sería una novela total, no apta para el mal llamado "lector hembra" de Cortázar. La trama se construye en clave testimonial, a partir de entradas de diario y entrevistas hechas por quien sabe quien ¿Por el propio García Madero, tal vez?
"La literatura no es inocente, eso lo sé yo desde que tenía quince años."
Los detectives salvajes resulta una épica híbrida donde la poesía, el fracaso y el oficio de escritor son los grandes protagonistas.
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