Watchmen
Novela gráfica de culto, película de Zack Snyder, serie de HBO. Watchmen, la historia de superhéroes clandestinos, se ha convertido en una experiencia multiplataforma para gozo de su legión de seguidores.
I
El cómic de los vigilantes retirados en una realidad alternativa donde Nixon es aún presidente, inicia con el asesinato de Edward Blake, mejor conocido como El Comediante, un antiguo héroe devenido en sicario del gobierno. Ante la ineficacia policial, su antiguo compañero, el siempre enmascarado Rorschach, decide investigar el crimen removiendo el pasado con sus oscuros secretos. Así, entran en escena el Dr. Manhanttan, suerte de dios griego radiactivo, la variante de Batman que es el Búho Nocturno, el megalómano Ozymandias, y la atormentada Espectro de Seda. Intercalado todo con extractos de otros libros, entrevistas, notas de prensa y de Los relatos del navío negro, un cómic dentro del cómic, en un ejercicio de metaficción posmodernista.
Esta arriesgada propuesta de corte nihilista pudiera considerarse el puente entre el primer y el segundo boom de la novela gráfica, un intento de deconstruir el género que más bien lo hizo evolucionar. Es en el terreno oscuro donde DC parece ganar la pelea a Marvel.
II
Mi primer acercamiento con la película de Zack Snyder, cuando aún no había leído el cómic, fue decepcionante. Obviamente esperaba otra cosa, y la fidelidad a la historia original toma por sorpresa a quien la desconozca. Años después y doble lectura del cómic mediante, la segunda vista me cambió la perspectiva: la película es una adaptación soberbia tomando en cuenta lo ambicioso del proyecto.
III
La serie de Damon Lindelof para HBO es una particular secuela de la ucronía original. Quien imagine un reboot se verá sorprendido con una historia de tensiones raciales y supremacistas blancos que alterna los orígenes del primer Minuteman, Justicia Encapuchada, con eventos que acontecen 34 años después del cómic. Otra apuesta atrevida que bifurca la senda originaria. Una toma de posición novedosa y contundente sobre las denuncias de violación de los derechos civiles sin deslindarse de su empaque ficcional. Quizás el punto de la discordia sea el político-correctismo a veces exagerado del que hace alarde, como desmontar al personaje de Rorschach, el antihéroe que en esta versión transmuta en ícono de una legión ultraderechista, algo más propio de El Comediante.
Lo que no cabe duda es que Alan Moore y Dave Gibbons crearon un universo propio, magistral y multidimensional, tal vez a su propio pesar.
"Quizás el mundo no está creado. Quizás nada lo esté. Quizás todo ha sido, es y será siempre un reloj sin artífice".
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